miércoles, 13 de junio de 2012

La vida es como un proverbio chino, pero el día a día lo complicamos más. Literatura pura sin cortar, mañanas kafkianas en mi cama. Tardes al sol, seco, como Thompson en Las Vegas. Noches de soul tántrico bukowskianas pero con encanto, y algo de wisky en el vaso.


Con llaves acartonadas y ácidas en busca de las puertas de la percepción, Jim entró en el club buscándolas y encontró su fin en la bañera de un barrio de París.
Besos de esos, de los que imploran los versos de los poemas bajo el techo del pecho. Como Julio veía lo que ven nuestros ojos, cuando mi dedo dibuja tu boca, cuando la mía la busca y la encuentra como mis manos tu pelo. Un mordisco dulce, una muerte bella.
Porque cuando no es contigo mis flores son flores del mal aunque el miedo no me sepa amargo, los sueños se me caen al suelo de pensar que lo que me das pueda amarlo, pero no tenerlo.
Sigo soñando con carreteras largas que me saquen de aquí, con la sed de vida de la generación beat pero no sin ti, sin ti ni loco.

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